La base aérea rusa de Khmeimim, en Siria se encuentra a estas horas colapsada por la llegada de decenas de miles de cristianos que huyen de las matanzas del nuevo gobierno sirio apoyado por la ONU, la OTAN y la Unión Europea. El gobierno ruso tendrá que poner en marcha grandes cantidades de ayuda humanitaria y transportes para atender y reubicar urgentemente a los refugiados que escapan de una muerte horrible por el mero hecho de ser católicos.