El Imperio se Autodestruye:
¿Día de la Liberación o Día de la Desesperación?
Trump acaba de encender la mecha. El "Día de la Liberación", un régimen arancelario universal para todas las importaciones estadounidenses, no es precisamente una estrategia comercial. Es un eufemismo para una demolición económica controlada. Una última acción de retaguardia, llevada a cabo por el pánico del Imperio.
Pero sí tiene la consecuencia imprevista de ser una pira funeraria para el neoliberalismo, el acto final de un imperio rentista que deslocalizó su manufactura, vació a su clase trabajadora y vendió su alma a los derivados de Wall Street y a la vigilancia de Silicon Valley.
Estados Unidos ya no puede competir con los demás. Así que intenta imponer aranceles superiores.
Seamos claros: no se trata de proteger la industria nacional. La base industrial estadounidense se desmanteló hace décadas. No hay fundiciones, ni fábricas de máquinas herramienta, ni un plan industrial nacional. Esto es como poner una cúpula de acero sobre una casa que ya se quemó.
Entonces, ¿por qué hacerlo?
Porque las élites están entrando en pánico.
Porque el dólar está perdiendo su supremacía, asolado por los BRICS.
Porque los activos reales: energía, minerales, manufacturas, están migrando hacia el este. Y porque el Sur Global ya no sigue el guion.
Trump no declaró una guerra comercial. Simplemente declaró la guerra al cadáver de la globalización. Lo que Trump ha hecho es exponer la podredumbre. Wall Street la detesta. Silicon Valley la detesta. Davos la detesta.
Y ese es el punto, o al menos su belleza involuntaria. El caótico maestro de ceremonias del circo está destrozando la sala, literalmente.
El imperio ya no oculta su declive. Así que bien podría convertirlo en un arma. Desde su punto de vista, por supuesto.
Los aranceles universales no reconstruirán Estados Unidos; aumentarán los precios, reducirán los márgenes y acelerarán la desdolarización, mientras el resto del mundo construye cadenas de suministro que eluden por completo el control estadounidense.
Y a pesar del pánico en la CNBC y los comunicados de prensa de Moody's, ¿saben qué? Bien. Que entren en pánico.
Que los operadores algorítmicos, los fondos de cobertura sobreapalancados y las ONG globalistas sientan una fracción de la inestabilidad que exportaron al Sur Global durante 40 años.
El Día de la Liberación no se trata realmente de Estados Unidos. Se trata del sistema que revela su fragilidad terminal.
Trump, ya sea por instinto o por ignorancia, acaba de prender fuego al andamiaje neoliberal. Ahora viene el humo, las subidas repentinas de precios, los gritos de Wall Street y, debajo de todo, el lento y doloroso renacimiento de la soberanía para la Mayoría Global, siempre y cuando el mundo tenga el coraje de aferrarse a ella.
No es pulcro. No es elegante. Pero es necesario.
Para mí, es una ecuación fácil: o construyes capitalismo industrial o te desintegras en parasitismo financiero. Y cuando los parásitos empiecen a devorarse a sí mismos, sabrás que el sistema está acabado.
¡Así que abróchense los cinturones!
El Día de la Liberación no es el comienzo de la grandeza. Es el principio del fin de la ilusión económica del imperio.
🔥 Y nosotros decimos: ¡enciendan la cerilla!
- Gerry Nolan