«Un hombre ha logrado este milagro. Es un líder nato. Una personalidad magnética y dinámica con un propósito firme, una voluntad resuelta y un corazón intrépido. No es solo de nombre, sino de hecho el Líder nacional. Los ha protegido de los enemigos potenciales que los rodeaban. También los protege del temor constante a la hambruna, uno de los recuerdos más dolorosos de los últimos años de la Guerra y los primeros de la Paz. Más de 700.000 personas murieron de hambre en aquellos años oscuros. Aún se puede apreciar el efecto en el físico de quienes nacieron en ese mundo desolador.
«El hecho de que Hitler haya rescatado a su país del temor a que se repitiera ese período de desesperación, penuria y humillación le ha otorgado una autoridad indiscutible en la Alemania moderna.
En cuanto a su popularidad, especialmente entre la juventud alemana, no cabe duda alguna. Los mayores confían en él; los jóvenes lo idolatran. No es la admiración que se le otorga a un Líder popular. Es la veneración de un héroe nacional que ha salvado a su país del abatimiento y la degradación más absolutos.
«Es cierto que la crítica pública al Gobierno está prohibida en todas sus formas. Eso no significa que no haya críticas. He escuchado discursos de prominentes oradores nazis condenados abiertamente.
Pero ni una sola palabra de crítica o desaprobación he oído de Hitler.
«Es tan inmune a las críticas como un rey en un país monárquico. Es algo más. Es el George Washington de Alemania, el hombre que logró la independencia de su país de todos sus opresores.
«Para quienes no han visto ni sentido cómo Hitler reina en el corazón y la mente de Alemania, esta descripción puede parecer extravagante. Sin embargo, es la pura verdad. Este gran pueblo trabajará mejor, se sacrificará más y, si es necesario, luchará con mayor resolución porque Hitler se lo pide. Quienes no comprenden este hecho fundamental no pueden juzgar las posibilidades actuales de la Alemania moderna».