EL DÍA QUE LOS OBREROS DESARMARON A LA GUARDIA CIVIL
El 7 de marzo de 1987, se conoció la noticia del expediente de regulación de empleo que significaba el despido de 500 obreros de Forjas y Aceros de Reinosa (Cantabria).
La respuesta no se hizo esperar. El día 11 de marzo, Enrique Antolín, presidente de Forjas y Aceros, que había sido premiado con una Consejería de Obras Públicas por el Gobierno Vasco, fue retenido por los trabajadores de Forjas a los que se unieron los de Farga y CEMESA.
Al día siguiente destacamentos de asalto de la Guardia Civil asaltaron el bunker donde lo tenían retenido. En ese momento sonaron las sirenas de Forjas, todo el pueblo de Reinosa salió a la calle. Se produjo una auténtica batalla campal. Una unidad de la Guardia Civil, tras agotar toda la munición, fue acorralada y desarmada por los obreros.
A partir de ese momento Reinosa se convirtió en zona de guerra. Fue cercada por las tanquetas de la Guardia Civil, centenares de obreros fueron heridos, otros tantos detenidos; el 16 de abril, cuando la población estaba concentrada, la Guardia Civil cargó contra todos, hombres, mujeres, ancianos y niños.
El asalto se saldó con 85 heridos graves y el asesinato de Gonzalo Ruiz, un trabajador de Forjas, asfixiado con seis botes de humo cuando intentaba refugiarse en un garaje.
El PSOE, en su campaña electoral, presentaría más tarde un cartel con el slogan: “Reinosa: las cosas bien hechas”.