Este texto es delicado, no pretendo hacer de juez tan solo aportar algo de luz entre tanta oscuridad que nos rodea. Sabed, que no creo poseer la verdad pero para acercarse a ella es necesario muchas veces renunciar a uno mismo, a sus intereses y por supuesto a sus pasiones.
Antes de nada decir que soy católico, amante de la tradición y la cultura hispánica que por siglos predominó en occidente.
Rechazo tanto izquierdas como derechas por haberse aliado ambas con el mismo enemigo que hoy campa a sus anchas sin oposición alguna, con el único propósito de aniquilar todo lo anterior.
Cuando no existen principios bien arraigados en el hombre o en una nación, todo vale con tal de destruir a tu adversario ideológico (que no tu principal enemigo).
Bien lo saben las élites, responsables en parte de ese desarraigo.
Se pueden rescatar cosas de ambas corrientes pero me decanto mas (con reservas) por un ‘tercerposicionismo’ o inclusive, podría apoyar a un mandatario que no negara la ley natural (aquella que provea un marco de coexistencia sin imponer una concepción única de tradición, sino que adaptase los rasgos y afectos de cada cultura), donde se promueva el bien común (incompatible con el capitalismo liberal made in USA), la soberanía (que hoy no existe) y en nuestro caso concreto, la cultura y la tradición histórica cristiana, dando igual en el fondo bajo qué bandera o sistema se diera.
Eso no significa que en épocas anteriores haya sido todo tallado de sublime perfección, pero si hubo cierta conciencia (quizá gracias al modo de vivir más sencillo) de la auténtica trascendencia del ser humano, de su metafísica y su conexión con lo divino. Del sentido del honor, de justicia, de comunidad y de patria.
Lo único perfecto es la creación, todo lo demás donde el hombre participa es intrínsecamente (mejor o peor) imperfecto. Y esto nos debería hacer reflexionar sobre nuestro propósito aquí para poner la vista más hacia arriba.
Nuestro enemigo hoy no es el Islam, en otro tiempo quizá fuera un peligro para occidente, pero ya se le venció. Y no digo que ilegítimamente pero la guerra, dudo que fuera la opción que más agradara al Señor (siempre y cuando no hubiera otra salida porque se aplique en defensa propia de diferentes formas de agresión).
No todas las cruzadas fueron legítimas ni todas un desatino pero como siempre, el poder y los intereses personales y económicos al final, movieron a muchos cruzados y caballeros a actuar ilegítimamente y sin honor, por más cristianos que fueran. Y esto también lo vemos hoy en el hombre, porque somos seres humanos débiles e imperfectos, esclavos de nuestras pasiones, dando igual si cristianos, musulmanes o judíos, porque el pecado original es común en todos y esa carga, forma parte de nuestra prueba.
No desprecio ninguna religión abrahamica (en algunos aspectos el ecumenismo puede ser también una forma de caridad) y no tengo duda que también son del agrado de Dios (que es Dios de todos) siempre y cuando aquellos que las practiquen sean justos y puros de corazón, más allá de haber errado en ciertas interpretaciones, algunas reconozco que no menores.
¿O a alguien le parece que un viador musulmán, judío o ateo, solo por el hecho de serlo se van condenar, habiendo sido personas justas y limpias de corazón? Pues al igual que el Santo Padre, también yo quiero pensar que el infierno esta menos lleno.
El problema viene cuando OBSTINADAMENTE a través del rencor y el odio se rechaza a Cristo, cosa que en ocasiones promueve el judaísmo (también cierto ateísmo) en general de muchas maneras, tratando de aniquilar sus enseñanzas y valores.
Es entonces cuando la virtud, se hace casi irrealizable por no decir imposible y por tanto, el fin último del hombre (que es la salvación de su alma) se vuelve considerablemente difícil.
Todos mis respetos para aquellos judíos por ejemplo (que no siendo sionistas) aceptan y saben (hoy) que Jesús es Dios, que los hay.