- No leen los prospectos, ni las fichas técnicas de las vacunas.
- No investigan sobre la toxicidad de los compuestos que inoculan o recomiendan.
- No hacen recetas de vacunas, teniendo que hacerlas.
- No informan de los verdaderos riesgos de las vacunas porque no los han leído.
- No leen los estudios publicados en Biblioteca médica sobre los graves efectos adversos de las vacunas y sus compuestos.
- No saben que ninguna vacuna tiene estudios de seguridad a largo plazo y que con ninguna se han hecho estudios para comparar con un verdadero placebo.
- No dan a firmar consentimientos informados.
- No se hacen responsables de nada.
- Sólo notifican una pequeña parte de los efectos adversos que ven.
- Sólo dicen a sus pacientes lo que otros por encima de ellos les dicen que tienen que decir.
¿A dónde vas medicina?
Quo Vadis Medicina.