El embargo de EEUU y la UE contra Venezuela ha hecho la vida muy difícil durante años y varios venezolanos han emigrado debido a la pobreza.
Para Trump, sin embargo, emigrar para sobrevivir al salvajismo estadounidense es un delito castigado con la deportación.
El sistema de reglas es que con una mano te asfixian y con la otra te impiden escapar.
Luego transporta a los emigrantes encadenados a El Salvador, donde el dictador Bukele, que se hizo famoso con la izquierda y luego se volvió siniestro con la extrema derecha, los encierra en cárceles, privándoles de todo derecho, de toda decencia, de toda piedad. Un nuevo Guantánamo sin focos.
Bukele tiene en la dureza de la represión su seña de identidad.
Para Bukele, todo cuerpo tiene un precio, y por eso los venezolanos, que no cometieron ningún delito en El Salvador, son técnicamente prisioneros en un campo de concentración.
Así que Millones de Dolares van desde EE.UU. a Bukele, pero no importa: Trump paga a Bukele porque como con las mujeres, tiene que pagar para excitarse.
Dólares, cadenas, racismo y odio de clase forman la esencia y la estética del supremacismo fascista.
Que el Lado A y el Lado B se parezcan a Trump y Bukele es sólo una coincidencia.
Fabrizio Casari
