Después de años de mentiras, disimulos y silencios, es necesario reconocer el fraude de Jorge Mario Bergoglio y someterlo a juicio, restableciendo la verdad y la justicia que reclaman las víctimas de sus represalias, sus actos intimidatorios y su complicidad en los crímenes de sus instigadores y protegidos. Es necesario investigar su pasado, los crímenes que cometió en Argentina (razón por la cual nunca regresó como “papa” a su país natal) y los turbios hechos que lo acusan de ser personalmente responsable de los abusos sexuales a jóvenes jesuitas cuando era maestro de novicios en Argentina. Hay que aclarar si Tomás Ricardo Arizaga (conocido como Tomasito), fallecido el 20 de julio de 2014 a los 11 años y que luego fue incinerado y enterrado en 2019 en el Cementerio Teutónico del Vaticano tras haberle extraído los dientes, es realmente el hijo de Bergoglio, como se viene rumoreando desde hace demasiado tiempo y como múltiples elementos nos hacen creer.
Una alianza criminal internacional unió fuerzas subversivas para eliminar a Benedicto XVI, obligándolo a dimitir y reemplazándolo por un emisario del globalismo. El propio cardenal Godfried Danneels lo admitió, refiriéndose a la mafia de Saint Gallen; McCarrick lo reiteró al hablar en la Universidad de Villanova el 11 de octubre de 2013; el presidente y fundador de Voices of Progress –un grupo de presión que se ocupa del cambio climático, la migración y otros temas progresistas– lo planeó, discutiéndolo con John Podesta (presidente de la campaña de Hillary Clinton), en correos electrónicos publicados por Wikileaks ( aquí ).
La “Primavera Católica” ha utilizado a Jorge Mario Bergoglio, personaje corrupto y manipulable, impuesto fraudulentamente a la Iglesia Católica como “Papa”. Pedimos a las Autoridades de los Estados Unidos de América y Argentina que aporten documentos y pruebas de estos hechos. Esto demostrará que Jorge Mario Bergoglio nunca ha sido Papa de la Iglesia Católica: todos sus actos de gobierno y enseñanza son nulos y sin valor, y todos sus nombramientos son nulos y sin valor, incluidos los de los Cardenales que elegirán a su sucesor.
Es tiempo ahora de afrontar con valentía la verdad, para que la liberación de la Iglesia católica de los subversivos que la han ocupado durante demasiado tiempo para destruirla sea una liberación radical y auténtica , y para que los cómplices del fraude – que todavía están en el Vaticano y sobrevivirán a Bergoglio – sean descubiertos y llevados a juicio, antes de que su acción criminal destruya la evidencia de los crímenes que han cometido.
*+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo*