El 9 de abril de 1609, el rey Felipe III decretó la expulsión de los moriscos de Valencia, expulsión que luego se extendió a toda España. En Valencia eran más numerosos, el 33% de la población y estaban en crecimiento continuo. Además, después de las revueltas que habían protagonizado unas décadas antes, se les consideraba una peligrosa quinta columna que podía rebelarse otra vez en cualquier momento o, aún peor, aliarse con los enemigos que España tenía a norte y sur. No solo eso, sino que campesinos españoles y el pueblo llano en general también apoyaban su expulsión. Curiosamente, eran los nobles (los grandes empresarios de la época) los que se oponían a la misma, pues los moriscos formaban parte de su mano de obra barata y con ellos los nobles conseguían importantes beneficios.
Vemos las similitudes con la época actual. De nuevo estamos siendo ocupados por millones de musulmanes que de nuevo pueden abrirle las puertas de España a Marruecos en caso de conflicto o ser la puerta de la islamización de nuestro país. De nuevo son los empresarios los que les están llamando (aparte de la izquierda) y de nuevo es otra vez el pueblo llano español el que no está conforme con lo que está pasando.
En 1609 (como hoy) también se advirtió de las malas consecuencias que la expulsión tendría para la economía, en especial para el Reino de Valencia. Pero en aquella época el gobernante aún pensaba más en la supervivencia étnico-cultural de los españoles y en el futuro a largo plazo del país, por lo que optó igualmente por la expulsión, creyendo (con razón) que a largo plazo la expulsión sería globalmente beneficiosa, como así fue.
Y sí, efectivamente, algunos sectores de la economía se resintieron y hubo un cierto DECRECIMIENTO, pero fue temporal. A medida que la población musulmana expulsada fue sustituida por nuevos cristianos españoles los trabajos que los musulmanes dejaron de hacer fueron acometidos por cristianos y asunto resuelto. A medio plazo, la economía se recuperó y España se libró los siguientes 400 años de los más que posibles innumerables conflictos que habría podido tener con una población hostil interna en aumento continuo y cada vez más preocupante.
La historia nos lo enseña: DE UN DECRECIMIENTO Y DE UNA CRISIS ECONÓMICA, SE SALE, DE UN REEMPLAZO ÉTNICO-CULTURAL, NO
Aprendamos la lección.