Dijeron que mentíamos.
Que exagerábamos.
Que éramos el problema.
Ahora los mismos medios que nos insultaban —con saliva subvencionada— publican, uno a uno, los casos que llevamos años investigando, publicando y denunciando.
¿Lo hacen por justicia?
No. Lo hacen porque ya no pueden ocultarlos.
Ministros. Partidos. Empresas públicas. Audios. Contratos. Pruebas.
Todo estaba ahí.
Solo hacía falta tener los cojones de enseñarlo.
Y nosotros los tuvimos.
No pido que nos aplaudan.
Pero tampoco pensamos dejar que nos escupan y luego nos pidan silencio.
¿Sabéis por qué estoy tan tranquilo, pese al acoso judicial, mediático y político que sufrimos a diario?
Porque hicimos lo que había que hacer.
Cuando tocaba.
Aunque costara.
Porque queremos a España más que a nuestra propia imagen y reputación.
Más que a un escaño en un Parlamento lleno de parásitos.
Más que a cualquier pacto de esos que aceptan los mercenarios con muchísima menos audiencia que la nuestra.
Y ahora que todo se cae…
no vamos a fingir sorpresa.
Vamos a acelerar el derrumbe.
Pilar por pilar.
Mentira por mentira.
Las ardillas no aplauden por inercia.
Aplauden porque recuerdan quién estaba ahí cuando nos encerraron (pandemia), abandonaron (Filomena), o inundaron (DANA).
Nosotros siempre estamos.
Ellos nunca. Punto.
No somos mejores que nadie.
Solo somos los únicos que no se callan.
Perfecto.
Entonces estamos exactamente donde queríamos estar.
En pocas semanas anunciamos la estructura nacional con la que nos presentaremos a las próximas Elecciones Generales, intenten inhabilitarme o no.
Perseverancia, Fuerza y Fe.