Recordemos las infames palabras del ex-comisario europeo Thierry Breton el 11 de enero pasado.
Habla claramente de anular los resultados de las elecciones en los países de Europa, si gana quien no debe.
Es decir si ganan partidos patriotas o que defiendan los intereses de sus pueblos, contra las políticas impuestas por las élites globalistas y la repugnante burocracia UE, que forma parte de esas élites, enemigas de los pueblos de Europa.
En Rumanía, efectivamente, anularon las elecciones y están intentando impedir al ganador que se presente nuevamente.
Una guerra sucia judicial que están dispuestos a aplicar en cualquier otro país.
Pero cuando el sistema democrático rompe sus propias reglas, negando la voluntad popular, destruye las bases de su poder y su legitimidad.
Porque en ese caso, también los demás quedan legitimados para romper las reglas, si hay condiciones para ello, y queda moralmente justificada la violencia política en cualquiera de sus formas: insurrección, golpe de estado, guerra civil.