He recibido con inmenso dolor la noticia de la partida física a la gloria eterna de un líder religioso extraordinario, ético y espiritual, un baluarte de la vida cristiana consagrada a Dios: Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, amado por todos nosotros, los cristianos, y por todas las religiones. Él dinamizó, renovó y dio gran prestancia a la Iglesia Católica. ¡Un gran argentino, un gran latinoamericano universal!
Querido Francisco, el pueblo suramericano y nuestra Patria, Venezuela, tenían en ti un amigo de renombre, un ser especial, de profunda claridad humana, un hombre de luz y esperanza. Fuiste un guía que mostró con verdad, por el sendero del amor, la justicia y la hermandad. Seguiremos transitando ese camino con el magnífico ejemplo que nos legaste, toda una vida al más alto nivel espiritual, ético y moral.
Nunca olvidaremos tu aporte y decisión en favor de Venezuela, al brindar al mundo dos santos nacidos en nuestra tierra: José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, dos estandartes de la vida cristiana. Nuestro amor y admiración para ti, querido Francisco.
Dios siempre fue tu guía y protector, y hoy estás a su lado, como uno de sus más grandes colaboradores, hermano Jorge Bergoglio. ¡Honor y Gloria Eterna al Papa de los pueblos del mundo!