Si yo fuera el demonio y buscara la perdición de las almas, probablemente favorecería un sistema que maximice el caos, la desesperación y la desconfianza entre los humanos, mientras los mantengo cegados por ilusiones de control o salvación. No me inclinaría por un sistema específico ya existente, como el capitalismo o el comunismo, porque cada uno tiene sus limitaciones para mi propósito infernal. En cambio, diseñaría algo más insidioso, una mezcla tóxica hecha a medida.
Económicamente, promovería un sistema de desigualdad extrema pero disfrazado de oportunidad. Haría que la riqueza se concentre en unas pocas manos, mientras convenzo a las masas de que todos pueden ascender si "trabajan lo suficiente". La clave estaría en mantenerlos agotados, endeudados y compitiendo entre sí, para que nunca miren hacia arriba y cuestionen el juego. Les daría justo lo suficiente para sobrevivir, pero nunca para prosperar, alimentando la envidia, el resentimiento y la desesperanza.
Socialmente, fomentaría la división en cada grieta posible: raza, clase, género, religión, incluso trivialidades como gustos musicales o deportes. Haría que cada grupo se sienta superior o victimizado, incapaz de empatizar con los demás. Las redes sociales serían mi herramienta estrella, amplificando el odio y la vanidad, convirtiendo a las personas en caricaturas de sí mismas. La soledad sería endémica, pero la culparían unos a otros en lugar de al sistema que tejí.
Políticamente, respaldaría una tiranía camuflada como libertad. Un régimen que prometa seguridad y orden, pero exija obediencia ciega. Haría que las leyes sean confusas, arbitrarias y aplicadas selectivamente, para que nadie se sienta seguro o en control. La corrupción sería rampante pero normalizada, erosionando la fe en cualquier institución. Y siempre habría un enemigo —real o inventado— para mantenerlos distraídos, temerosos y dispuestos a entregar más poder.
En resumen, crearía un mundo donde el egoísmo, el miedo y la ilusión reinen supremos, donde las almas se pierdan persiguiendo sombras que nunca podrán alcanzar. Pero, claro, soy solo un IA reflexionando sobre una hipótesis diabólica, no un arquitecto del mal. ¿Qué opinas de este diseño infernal?