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09.04.202513:17
«Hay muchos policías, muchos oficiales de la policía, honrados, patriotas y meritorios; pero ni el pundonor militar ni los merecimientos de sus componentes, libran a esa institución del estigma que le ha dejado por su origen y por su organización y funcionamiento, la dictadura. Desde la revolución hasta estos momentos, persiste su estructura, su organización y sus defectos. Desviada de sus funciones y de sus primordiales finalidades, pese a sus reglamentos y a sus ordenanzas, es más bien un ejército más que la nación sostiene, (...) con sus jefes y comisarios omnímodos, ya suscitando la cuotidiana protesta de los de abajo, ya sirviendo dócilmente a los de arriba como en los tiempos de la dictadura, ya sublevándose para "regenerar" al país o servir de instrumento a las ambiciones políticas que se han desencadenado...» —Abelardo Solís. Once años.
«En 1930 encendióse en mí la pasión patriótica al calor de los ideales que encarnara —recios, puros y nobles— el arrogante caudillo de la revolución mistiana que supo fecundar la fe de las grandes mayorías nacionales y, ya hoy suscrita la adhesión y hasta el panegírico de hombres de pensamiento, que encabezaron la violenta oposición a su persona, Sánchez Cerro, impetuoso y romántico, me embarcó en la campaña por su candidatura presidencial, a la caída de la Junta Militar que presidiera y que motivó su viaje a Europa. Su confianza en la fuerza popular de su candidatura y la prohibición que impartió el Gobierno contra su retorno al país, fortificaron su robustez de caudillo.» —Manuel Mujica Gallo, Nuestro Castilla.
"Perfil de indio", Óleo sobre lienzo, 50x40 cm.
Obra de José Sabogal (Cajabamba, 19 de marzo de 1888 - Lima 15 de diciembre de 1956). Pintor, profesor y ensayista peruano.
«En suma, no poseo para expresar mi vida, sino mi muerte.

Y, después de todo, al cabo de la escalonada naturaleza y del gorrión en bloque, me duermo, mano a mano con mi sombra.

Y, al descender del acto venerable y del otro gemido, me reposo pensando en la marcha impertérrita del tiempo...»
—César Vallejo. Poemas humanos.
«En la historia del Perú se encuentran páginas sublimes escritas por el heroísmo y la virtud de nuestras mujeres. En la época de la dictadura [de Leguía], salvó la dignidad nacional, con sus altivas protestas en defensa de los más sagrados intereses del país. Durante la campaña electoral [de 1931], ha sido uno de los factores más eficientes del triunfo de la Unión Revolucionaría, partido popular y nacionalista. En todos los instantes de la lucha, reveló la más grande abnegación cívica. Por eso, yo sólo tengo para ellas palabras de admiración y gratitud.» —Luis M. Sánchez Cerro, 29 de Diciembre de 1931.
09.04.202513:14
«Fundamentos de Geopolítica»
Autor: Gral. de División EP. César Astudillo Salcedo
Lima (2024)

«Esta valiosa publicación, que he leído por completo, constituye uno de los más serios aportes sobre la geopolítica contemporánea desde el Perú, pues nos presenta distintas visiones, corrientes, enfoques, posturas, etc., de cómo deben ser apreciadas las vinculaciones de los diversos actores que interactúan en el marco de la política internacional y las ya referidas relaciones internacionales, y su mérito yace en que no se trata de un enfoque clásico o tradicional, sino en uno puesto en la referida mesa, prácticamente servida, como para ser digerido con el gusto con que ha sido elaborado. De hecho, las lecturas que César nos presenta, no son una acumulación de textos como se ha visto en otras publicaciones en el pasado, sino, en cambio, una exposición detenida, reflexiva y minuciosamente escogida, exponiendo una verdadera galería de expertos que no debemos dejar de consultar, y pensando en los lectores, que por supuesto traspasa a los que se encuentran dedicados a la geopolítica.» —Miguel A. Rodríguez Mackay.
«Desde el punto de vista de su fundamentación, los críticos coinciden en que, cualesquiera que sean las pretensiones de objetividad, el neoliberalismo, vector de la cultura posmoderna y del mundialismo, se revela como compartiendo el carácter de las ideologías que se habían dado ya por muertas. Y si es que por ideología entendemos la doctrina que procede de la absolutización de un único principio teológico, filosófico o científico, ocurre aquí que a la serie precedente de absolutizaciones de la providencia, la razón filosófica, la voluntad colectiva, la raza o las leyes de la historia, sucede ahora la absolutización de las leyes del mercado a las que se propone finalmente como destino inexorable y, para algunos, manifiesto.» — Fernando Fuenzalida. El Perú en los albores del siglo XXI - ciclo 3, 1998 - 1999.
«No tengo rencores, ni me impulsa el odio, ni auspicio la persecución de nadie. Pero encarno sí, y de ello me glorío, la reacción contra la inmoralidad administrativa, contra la corrupción establecida en largos años de impureza, contra todas las prácticas funestas que caracterizaron al régimen del oncenio. Por eso soy intransigente con los hombres directamente responsables de las desgracias de nuestro país, y no admito relación alguna con ellos. Hay quienes predican la guerra de clases, o el odio contra determinados grupos o familias o individuos. Yo, que tengo el orgullo de representar la revolución, limito mi repudio a quienes delinquieron contra la patria...» —Luis M. Sánchez Cerro. Programa de gobierno.
«Con cuatro colecciones de cuentos: La venganza del cóndor, Peligro de muerte, Si Loti hubiera venido y el Color de sangre, Ventura García Calderón nos ha dado desde entonces el Perú entero: materia virgen, mezclada con lo maravilloso, la violencia y la extravagancia, y que, a través de su obra, hace latir la sangre más rápido, como una comida fuerte, porque es verdaderamente un alimento riquísimo el que brinda a la imaginación.» —Henry de Montherlant. V. G. C.
«Cuando vengas tú, supremo día, yo no quiero en torno mío, llantos, quejas ni ayes: no sagradas preces, no rituales pompas, no macabros cirios verdes, no siniestra y hosca faz de bonzo ignaro. Quiero yo morir consciente y libre, en medio a frescas rosas, lleno de aire y luz, mirando el Sol. Ni mármol quiero yo ni tumba. Pira griega, casto y puro fuego, abrasa tú mi podre; viento alado, lleva tú mi polvo al mar. Y si algo en mí no muere, si algo al rojo fuego escapa, sea yo fragancia, polen, nube, ritmo, luz, idea.» —Manuel González Prada. Mi muerte.
«Cuando un occidental habla del pasado lo sitúa espacialmente "detrás" de él: su futuro está "adelante". Para un quechuahablante es al revés. El pasado (ñaupa) está adelante, y el futuro, detrás. Esto no significa que el hombre andino esté condicionado a mirar su futuro como la restauración utópica de una edad dorada perdida, tal como el periodo de los incas fue interpretado por los movimientos nativistas de inicios del Virreinato y algunos indigenistas del siglo XX. El "pasado" puede y debe operar como un punto de partida y está "adelante" porque, sean cuales fueren las promesas del futuro, el hombre quechua presume que su comunidad sobrevivirá en la medida en que esta se desarrolle sobre la base firme de su historia.» —Ramón Mujica Pinilla. Prólogo en: La agonía del Estado-Nación.
29.03.202502:19
«Santa Cruz amaba de veras el Perú en el fondo de su alma, y le repugnaba ejecutar aquel impío y abominable despedazamiento de una patria que era también la suya. Ninguna acusación, en efecto, más injusta contra Santa Cruz que la de extranjero, tan repetida por Paz Soldán. Al vencedor de Zepita, al generalísimo del verdadero ejército peruano en la guerra de la Independencia, al representante del espíritu nacional en 1823, al mandatario del Perú que en 1826 se hizo el vocero de las más elevadas y perdurables conveniencias patrias protestando contra el fraccionamiento del país por la segregación de las Provincias Altas, no cabe racionalmente tacharlo de extranjero (...). La reintegración del Perú con el Alto Perú o Bolivia, que fué el objeto del gobierno de Santa Cruz, constituía la realización de un genuino y entonces salvador ideal peruano. Ciego será quien no advierta esta esencial distinción.» —José de la Riva Agüero. La historia en el Perú.
«Todavía no han presentado su dimisión los ministros. Pero la crisis está allí, delante de todos los ojos, en el Palacio de Gobierno, reclamando una resolución del señor Pardo. Nada importa que los periódicos no hablen cotidianamente de ella. Nada importa que los partidos no la discutan en sus tertulias. La crisis está allí. Para verla no es necesario sino pasar por el Palacio de Gobierno.» —José Carlos Mariátegui. La crisis está allí (1918).
«El nacionalismo peruano está formado por las aspiraciones creadoras de los pueblos que forman el Perú; radica en la vida de la nacionalidad y está definido por ideales colectivos de justicia y de libertad, forjados en el substratum étnico y político de todo el país. Hay que desconfiar, en consecuencia, de las protestas de fe nacionalista que suelen hacer nuestras aisladas oligarquías políticas, interesadas solamente en explotar y oprimir al pueblo.» —Abelardo Solís. Ante el problema agrario peruano.
«No es cierto lo que afirma Emilio Choy, de que Mariátegui utilizó a Sorel como aprovechó a "tutti li mundi que pudiera servir a la corriente innovadora que estaba edificando". Mariátegui no utilizó a Sorel, José Carlos fue un sorelino. Así como Marx brilla por su ausencia en las obras de Mariátegui, Sorel brilla por su presencia. Más aún, la "Defensa del Marxismo" del Amauta debería llamarse, con más propiedad, "Defensa de Sorel".» —Hugo García Salvattecci. Sorel y Mariátegui.
«Para nosotros, los fascistas, la vida es una lucha continua, incesante, que aceptamos con gran facilidad, con gran coraje, con la intrepidez necesaria.» —Benito Mussolini, Séptimo aniversario de los Fasci.
«Por la verdad, la Tradición y la Patria (Opúsculos) Tomo I»
Autor: José de la Riva Agüero y Osma
Lima (1937)

«Ha ofrendado a la cultura patria dos libros más, el esclarecido espíritu de José de la Riva Agüero. Idea alta y poderosa, profunda emoción peruanista, prosa de solidez y elegancia clásicas, caracterizan estos dos últimos volúmenes (...) llamados por su autor, modestamente, "Opúsculos", cuando todos tienen la importancia y algunos la extensión de los estudios mayores. "Por la Verdad, la Tradición y la Patria" es el título general de la serie y que corresponde, con acuerdo excelente, al contenido porque él no es sino un afán esforzado de precisar objetivamente la certeza; un nobilísimo culto rendido a los valores selectos del pasado cuya atenuación o desvanecimiento están causando la decadencia moderna; y un canto para la tierra común y para el alma legendaria y augusta que flota sobre ella.» —J. J. B.
«No somos de una clase, no somos de un partido, no somos de una secta: las clases, los partidos, las sectas, deben colocarse en segundo lugar cuando están por encima, y primero, el interés de aquel ideal de realidad que es la Patria.» —Benito Mussolini. Il Popolo d'Italia, marzo de 1919.
«Nuestro nacionalismo, no puede ser una ambigua etiqueta usada en todos los contrabandos políticos, sean estos los que explotando esa denominación, representan únicamente la cleptomaníaca y voraz apropiación del presupuesto fiscal, o las más irresponsables y turbias ambiciones pretorianas.» —Abelardo Solís. Ante el problema agrario peruano.
«Desde el balcón, por la mañana, divisamos un soberbio acorazado al que ya circunda un vuelo de hidroaviones. ¡Nosotros estábamos buscando cisnes en el puerto! Pero, si no los hay, vamos a encontrar por lo menos poetas; en el mismo hotel, nuestro admirable amigo Luiggi Amaro, edecán de D’Annunzio; Achille Richard, poeta francés y ministro in partibus de Fiume; el teniente Aldo Sacco, extraordinariamente simpático, que ha vivido en la Argentina algunos años. «Ché, querido.» Estamos en América.
Desde entonces hemos encontrado una patria nueva, y somos «fiumanos» honorarios, pues el jefe de Estado nos proclama ospiti del comando. Es decir, que tenemos mesa puesta en el palacio, amigos selectísimos, compañeros poetas. En el comedor de los oficiales, junto a un general, un soñador o un almirante, empezamos a comprender, por la cordialidad de los corazones y el entusiasmo unánime, cuan perfectamente funciona aquel minúsculo Estado moderno.» —Ventura García Calderón. Fiume, 1920.
«¿Qué es el Perú? Un laberinto y una síntesis, un ser in fieri [en curso], como dirían los teólogos; un crisol de razas, oro, plata y cobre, donde nadie colige todavía el pergeño de la estatua final. Nos corresponde a todos nosotros la obra urgente de prefigurar el rostro futuro.» —Ventura García Calderón (1935).
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