Javier Garisoain
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Padre de familia, licenciado en historia, librero de viejo, político católico y carlista de los de siempre, escritor navarro, autor de sonetos, tuits, articulillos y microcuentos.
Presidente de la Comunión Tradicionalista Carlista.
Padre de familia, licenciado en historia, librero de viejo, político católico y carlista de los de siempre, escritor navarro, autor de sonetos, tuits, articulillos y microcuentos.
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Latest posts in group "Javier Garisoain"
25.04.202506:39
Cuando se unen la filosofía y el periodismo salen cosas tan maravillosas como esto:
https://www.navarraconfidencial.com/espana/por-que-los-materialistas-no-saben-cual-sera-el-proximo-papa/
https://www.navarraconfidencial.com/espana/por-que-los-materialistas-no-saben-cual-sera-el-proximo-papa/
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Ahora Información
20.04.202518:57
Por qué no soy conservador
(Por Javier Garisoain) – Hace unos días Enrique García-Máiquez publicó uno de sus interesantes artículos y lo hizo en defensa de cierto tipo de conservadurismo que él parece identificar con la bonhomía, el diálogo respetuoso y la buena educación. Le respondí en la red social de Musk que yo también estoy muy de acuerdo en fomentar la conversación, el buen humor, la concordia y la discusión sin pelea… ¡pero que eso no es conservadurismo! Porque todas esas cosas tan simpáticas ya existían antes de que los hipócritas ingleses se dedicaran a tomar el té como si nada. En mi opinión, y en pocas palabras, el conservadurismo es una ideología política nefasta, derrotista y malminorista que consiste en aceptar partes de la revolución a cambio de conservar cierta tranquilidad. Esto es lo que pienso, y puedo discutir sobre ello sin pelear. A García-Máiquez lo que le parece nefasta es mi definición porque dice que tiene otras mejores y que le gustaría discutir sobre ello. Yo pienso que el problema está en el -ismo. Claro que conservar las cosas buenas es loable. Pero cuando hacemos de la conservación el eje de la acción política nos alejamos de la realidad y hasta de la vida misma. Para entender todo esto siempre recomiendo la lectura de un folleto del historiador y sacerdote P. Federico Suárez titulado “Conservadores, renovadores e innovadores en las postrimerías del antiguo régimen”. Es muy clarificador al respecto. En cualquier momento de crisis la actitud que permite equilibrar sensatez y valentía es la renovadora, o lo que es lo mismo, la tradicional, o sea, la reformadora (“Ecclesia semper reformanda”). La pura conservación te acartona, mientras que la innovación te desestabiliza. Por eso la tradición es la solución a esa pregunta de qué es lo que merece la pena conservar. Estábamos en…
https://www.ahorainformacion.es/blog/por-que-no-soy-conservador/
(Por Javier Garisoain) – Hace unos días Enrique García-Máiquez publicó uno de sus interesantes artículos y lo hizo en defensa de cierto tipo de conservadurismo que él parece identificar con la bonhomía, el diálogo respetuoso y la buena educación. Le respondí en la red social de Musk que yo también estoy muy de acuerdo en fomentar la conversación, el buen humor, la concordia y la discusión sin pelea… ¡pero que eso no es conservadurismo! Porque todas esas cosas tan simpáticas ya existían antes de que los hipócritas ingleses se dedicaran a tomar el té como si nada. En mi opinión, y en pocas palabras, el conservadurismo es una ideología política nefasta, derrotista y malminorista que consiste en aceptar partes de la revolución a cambio de conservar cierta tranquilidad. Esto es lo que pienso, y puedo discutir sobre ello sin pelear. A García-Máiquez lo que le parece nefasta es mi definición porque dice que tiene otras mejores y que le gustaría discutir sobre ello. Yo pienso que el problema está en el -ismo. Claro que conservar las cosas buenas es loable. Pero cuando hacemos de la conservación el eje de la acción política nos alejamos de la realidad y hasta de la vida misma. Para entender todo esto siempre recomiendo la lectura de un folleto del historiador y sacerdote P. Federico Suárez titulado “Conservadores, renovadores e innovadores en las postrimerías del antiguo régimen”. Es muy clarificador al respecto. En cualquier momento de crisis la actitud que permite equilibrar sensatez y valentía es la renovadora, o lo que es lo mismo, la tradicional, o sea, la reformadora (“Ecclesia semper reformanda”). La pura conservación te acartona, mientras que la innovación te desestabiliza. Por eso la tradición es la solución a esa pregunta de qué es lo que merece la pena conservar. Estábamos en…
https://www.ahorainformacion.es/blog/por-que-no-soy-conservador/
Reposted from:Libros con Historia - El librero de Urroz
LC
14.04.202522:28
Plan para la mañana del Sábado Santo en Urroz. Habrá entre otras cosas un poco de lectura de textos de la Pasión en griego antiguo.
07.04.202522:10
¿Y si la tecnología sirviera para corregir los errores de la tecnología?
https://x.com/SofiaSici/status/1909139117905969616
https://x.com/SofiaSici/status/1909139117905969616
07.04.202515:49
Hay que escuchar a la gente que sabe.
07.04.202515:49
04.04.202505:32
España, una de las naciones con menos amor a la patria y con menos amor entre cónyuges. Autoodio y falta de respeto las promesas. ¿Cómo nos va a ir bien?
03.04.202513:35
30.03.202516:34
29.03.202514:33
Reposted from:Ahora Información
25.03.202520:25
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09.02.202523:59
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20.04.202518:57
Por qué no soy conservador
(Por Javier Garisoain) – Hace unos días Enrique García-Máiquez publicó uno de sus interesantes artículos y lo hizo en defensa de cierto tipo de conservadurismo que él parece identificar con la bonhomía, el diálogo respetuoso y la buena educación. Le respondí en la red social de Musk que yo también estoy muy de acuerdo en fomentar la conversación, el buen humor, la concordia y la discusión sin pelea… ¡pero que eso no es conservadurismo! Porque todas esas cosas tan simpáticas ya existían antes de que los hipócritas ingleses se dedicaran a tomar el té como si nada. En mi opinión, y en pocas palabras, el conservadurismo es una ideología política nefasta, derrotista y malminorista que consiste en aceptar partes de la revolución a cambio de conservar cierta tranquilidad. Esto es lo que pienso, y puedo discutir sobre ello sin pelear. A García-Máiquez lo que le parece nefasta es mi definición porque dice que tiene otras mejores y que le gustaría discutir sobre ello. Yo pienso que el problema está en el -ismo. Claro que conservar las cosas buenas es loable. Pero cuando hacemos de la conservación el eje de la acción política nos alejamos de la realidad y hasta de la vida misma. Para entender todo esto siempre recomiendo la lectura de un folleto del historiador y sacerdote P. Federico Suárez titulado “Conservadores, renovadores e innovadores en las postrimerías del antiguo régimen”. Es muy clarificador al respecto. En cualquier momento de crisis la actitud que permite equilibrar sensatez y valentía es la renovadora, o lo que es lo mismo, la tradicional, o sea, la reformadora (“Ecclesia semper reformanda”). La pura conservación te acartona, mientras que la innovación te desestabiliza. Por eso la tradición es la solución a esa pregunta de qué es lo que merece la pena conservar. Estábamos en…
https://www.ahorainformacion.es/blog/por-que-no-soy-conservador/
(Por Javier Garisoain) – Hace unos días Enrique García-Máiquez publicó uno de sus interesantes artículos y lo hizo en defensa de cierto tipo de conservadurismo que él parece identificar con la bonhomía, el diálogo respetuoso y la buena educación. Le respondí en la red social de Musk que yo también estoy muy de acuerdo en fomentar la conversación, el buen humor, la concordia y la discusión sin pelea… ¡pero que eso no es conservadurismo! Porque todas esas cosas tan simpáticas ya existían antes de que los hipócritas ingleses se dedicaran a tomar el té como si nada. En mi opinión, y en pocas palabras, el conservadurismo es una ideología política nefasta, derrotista y malminorista que consiste en aceptar partes de la revolución a cambio de conservar cierta tranquilidad. Esto es lo que pienso, y puedo discutir sobre ello sin pelear. A García-Máiquez lo que le parece nefasta es mi definición porque dice que tiene otras mejores y que le gustaría discutir sobre ello. Yo pienso que el problema está en el -ismo. Claro que conservar las cosas buenas es loable. Pero cuando hacemos de la conservación el eje de la acción política nos alejamos de la realidad y hasta de la vida misma. Para entender todo esto siempre recomiendo la lectura de un folleto del historiador y sacerdote P. Federico Suárez titulado “Conservadores, renovadores e innovadores en las postrimerías del antiguo régimen”. Es muy clarificador al respecto. En cualquier momento de crisis la actitud que permite equilibrar sensatez y valentía es la renovadora, o lo que es lo mismo, la tradicional, o sea, la reformadora (“Ecclesia semper reformanda”). La pura conservación te acartona, mientras que la innovación te desestabiliza. Por eso la tradición es la solución a esa pregunta de qué es lo que merece la pena conservar. Estábamos en…
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LC
14.04.202522:28
Plan para la mañana del Sábado Santo en Urroz. Habrá entre otras cosas un poco de lectura de textos de la Pasión en griego antiguo.
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