Un carrusel de emociones provocan sus besos, sus manos que sin pudor se deslizan bajo su falda, sus dedos pasean con fervor sobre los bordes de su intimidad,
ella sus labios muerde y cierra sus ojos, suavemente abre un poco más sus piernas, piensa un poco en que debería negarse a sus caricias,
pero su cordura se esfumo cuando aquellos dedos imprudentes, sin un mínimo de recato transpasan la humedad de sus bragas,
Así, sin más se pone en posición, doblegada por su mirada y ese deseo que él despierta,haciendola ceder a cada uno de sus perversos deseos.